"La Legión Extranjera" de Clarice Lispector “Y no quiero formar la vida, porque la existencia ya existe” De nuevo Clarice Lisp...
"La Legión Extranjera" de Clarice Lispector
“Y no quiero formar la vida, porque la existencia ya existe”
De nuevo Clarice Lispector juega con el detalle y lo hace trascendental, una enorme casa ya no es una sola enorme y desconocida casa, sino es una cosa final que les dice a dos chicos que es lo que han buscado siempre, y es angustiosa y constriñe; y se extiende con la casa pero al fin la casa, aunque no lo creamos en un principio, y se nos lo diga, no tiene secretos y el relato la abandona junto con su revelación y luego el subir de una chica como un mono (¿la chica se podría llamar Lissette, como en ‘Macacos’?) a un autobús significa para un chico su comienzo siendo hombre (¿¡pero como un mono?!); y ni siquiera nos da nombres, no es necesario, no nos quiere atrapar con etiquetas para las personas que usa, es más, nos da el nombre de un barrio o el de un mono comprado en la calle y no el de una chica pelirroja o la agente secreta del huevo. ¿Y qué es el huevo? Parece como si fuera una respuesta que no nos tiene que dar ella, y la gallina y una agencia rarísima hacen parte del hacer del desayuno; las reflexiones en la cocina sobre los huevos que se van quebrando se sospechan como algo más importante y después de hablarnos de la filosofía trascendental del huevo y su gallina nos deja buscando algo que no está en el cuento: nos habló de todo, nos habló de nada. Lispector nos organiza un conjunto de impresiones y luego, sutilmente y sin brusquedad nos da la vuelta y termina haciéndole nudo a otra cosa en sus cuentos, y el final casi nunca es una solución o un fin al nudo, el nudo queda en los ojos del lector, que a veces espera más palabras, porque no entiende.
O a veces no hay un nudo, no hay algo a lo que se le quiere dar un desenlace o conclusión, como cuando una niña enamorada de su maestro de entrañas sonrientes toma una especie de fotografía, sin pasado ni futuro, una fotografía que la protagonista revela cuando se entera que el amor de su vida ha muerto, y casi que no sabemos qué es lo que nos quiere decir con todo lo que nos describe, si es su maldad en donde todo lo que es malo en ella es su tesoro, o el amor que no alcanza lo feo, o su huída hacia ‘el fin del mundo’ al asomo de su primer vergüenza; casi que con Lispector no sabemos qué es lo importante, y que debe serlo, y si es que hay algo más importante que el resto o todo es tan importante, o si tenemos que identificar un orden en el caos de ‘importancias’ o al Dios que esta fuera de un banquete en donde no se quería comer, o al amor a la angustia, o al hipo o a quien es tan linda como un mono. Sospechamos, sólo eso.
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