"El hombre verdadero, en la plenitud de su personalidad ideal, no puede, evidentemente, ser sólo hombre o mujer, sino que tiene que poseer una unidad superior de los dos sexos. La realización de esta unidad, la creación del hombre verdadero -unidad libre de los principios masculino y femenino que conservan su individualidad formal, pero después de haber superado su diversidad esencial y su desintegración- es, precisamente, la tarea propia e inmediata del amor."
Le sens de l'amour, trad. p. 59.
Citado en La poética de la ensoñación. Gastón Bachelard. Fondo de Cultura Económica. Traducción de Ida Vitale. 1982, pág. 133.
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