-motor para la estrella, del tiempo silabario-
las tajadas al cielo, los rumbos al horario
la madurez al número en la razón del día.
Quítame de la vaga visión de tu lunario
el pretérito inútil, oh cósmico vigía
yo llevo de los años en el desastre diario
el color en escombros, rescoldo de tu orgía
Orquestador de mundos, con qué tic-tac ignoto
a lentísimos trazos iguales discriminas
cuartos de eternidad, hacia un cenit remoto.
Incuban hoy en ti futuras alboradas
piérdese el mundo... Y tú con tu hora lo adivinas
Oh noria en la que van las vidas amarradas
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